sábado, 17 de agosto de 2019

BattlegroundHunter.exe



I

Tras una breve espera, la explosión se produjo.

- ¿Cómo estamos de municiones, Chris? – preguntó Dante mientras acomodaba su rifle a la altura del mentón. 

Chris, conocedor de la rutina, abrió el bolso de recursos que cargaba. Había siete nuevas cajas reposando allí.

- Está todo completo, lo que me preocupa es si podremos lograrlo por completo esta vez – dijo Chris mirando desconfiadamente el pasillo oscuro que se abría delante de ellos. La puerta aun humeaba.

- ¡Eso será pan comido! – dijo Roger sonriente mientras les cubría la espalda – en esta ocasión ya no se olvidaron los botiquines.

Ambos voltearon a ver y vieron a Roger sacudiendo enfáticamente un par de paquetes blancos con una cruz roja en el medio. Suspiraron aliviados.

- Entonces quizá hoy sea el día – dijo alentadoramente Dante – Alfa ¿Cómo vamos de tiempo?

Una voz robotizada, cuyo lugar de origen se desconocía, retumbó en aquel pequeño búnker en el cual habían estado encerrados hace tan solo unos minutos.

- TIEMPO CONSUMIDO DE LA MISIÓN: 4 MINUTOS. TIEMPO RESTANTE DE LA MISIÓN: 11 MINUTOS. DIVIERT…

- Ok, ok, ya sabemos el resto – dijo fastidiado Dante mientras presionaba un botón de su reloj.

- Bien, tenemos 11 minutos – dijo Chris mientras prendía el puntero láser de su futurístico rifle - ¡ANDANDO!

Los tres soldados emprendieron una carrera frenética por el recientemente creado pasillo. En el aire, la misma voz metálica anunciaba: TIEMPO CONSUMIBLE: 11 MINUTOS. Dante volvió a presionar el botón de su reloj y la voz se apagó.

- Disculpen, simplemente me estresa oírlo otra vez – dijo a modo de disculpa mientras iba a toda carrera.

Tras una breve maratón por el pasillo oscuro, encontraron otra puerta. Roger se acercó a ponerle cargas de dinamita. Los otros dos se alejaron prudentemente. Unos segundos y la carga explosiva hizo efecto, la puerta salió expulsada hacia delante de un golpe violento. Los tres soldados vislumbraron el exterior y, por más extraño que se viese, ya era algo habitual.

Un cielo matizado por el azul, rosado, turquesa y violeta iluminaba la escena. Suspendido en ella, cientos de extraños planetas giraban a su alrededor mientras que luces que rebotaban unas con otras daban a entender que había una batalla intergaláctica por encima de sus cabezas.

Abajo, una espesa selva los rodeaba. Árboles gigantes, setas descomunales, animales extraños y… enemigos.

- ¡DANTE AGÁCHATE! – gritó repentinamente Chris al notar un movimiento sospechoso en los helechos gigantes.

Un velociraptor verde con un francotirador por jinete saltó inesperadamente. Apuntó de manera casi automática a la cabeza de Dante pero este, al conocer casi de memoria la situación, se tiró al piso y sacó rápidamente las dagas y lanzó dos con una precisión de atleta: Una a la cabeza del bicho y la otra al jinete. Ambos cayeron y a los pocos segundos desaparecieron misteriosamente del piso, como absorbidos.

- Eres un tarado, es la quinta vez que casi te matan – dijo Roger mientras le daba la mano para poder incorporarse.

- ¿Vieron esas dagas? – preguntó emocionado Dante mientras estas volvían a aparecer en su cinturón – Aprendí a usarlas leyendo el cómic de “Supersoldado”.

- Tarado, a la siguiente dejaré que te maten, nos has robado un par de preciosos minutos – dijo Chris enfadado – andando, nos queda poco trayecto.

En los próximos cinco minutos corrieron a toda prisa en medio de aquella espesa jungla. Encima de ellos, pesadas naves espaciales de combate caían rendidas a causa de impacto de proyectiles y otras explotaban iluminando constantemente el cielo. 

Mataron más velociraptores, tiranosaurios, mercenarios, asesinos al paso y a otros soldados como ellos. Conocían de memoria todo el trayecto, el problema era el tiempo. Tras varios minutos de intensos intercambios de balas, cuchillos y granadas, el grupo había llegado a donde se habían propuesto hace semanas: La puerta que daba hacia los Laboratorios Lambda. 

- No puedo creerlo ¡Llegamos vivos! – gritó Dante mientras quitaba la maleza de la puerta para apreciar el título de la placa en aquella puerta “Laboratorios Lambda”.

Chris miraba el radar que tenía en la mano. Comenzó a sonar pero no le hizo caso, la otra señal era la que le preocupaba.

- Chicos, tenemos solo tres minutos, hay que apurarnos – dijo presuroso Chris mientras buscaba desesperadamente alguna cerradura o manija para tirar de la puerta.

- Demonios ¿Esta cosa no tiene cómo abrirse? – preguntó preocupadamente Dante mientras también palpaba aquella enigmática puerta.

- ¿No es obvio? Tenemos que dinamitarla – dijo Roger mientras miraba los bordes de la puerta. Ya habían intentado dinamitarla hoy otro grupo pero, por la evidencia, no lo habían logrado.

- Bien – dijo Dante al tiempo que sacaba de su mochila un paquete de explosivos de alta categoría – He empleado mis diez últimos dólares en comprar este explosivo “Premium” así que solo tenemos una oportunidad. Roger quita el resto de maleza rápido, prepara el pegamento en los bordes, fija el temporizador y Chris ¿PUEDES APAGAR ESA MALDITA COSA?

Mientras veían qué hacer con la puerta, el radar comenzó a sonar cada vez más enérgicamente. Chris estaba confundido.

- No lo entiendo – dijo Chris mientras presionaba botones del radar al azahar – ya encontramos la puerta de Lambda y matamos a todos los enemigos del camino ¿Por qué el radar indica que aún quedan tres?

Dante, absorto en la programación de la bomba escuchó como entre sueños la pregunta de Chris. Reaccionó rápidamente. Escondió la bomba y gritó.

- ¡TODOS AL PISO, ES UNA EMBOSCADA! – vociferó Dante a todo pulmón.

Las balas cruzaron la jungla rápidamente. Dante y Chris se ocultaron detrás de un árbol pero Roger no tuvo la misma suerte. Tres balas le impactaron en el cuerpo. Dos en la pierna y una en la cintura. 

- ¿Quién lo hizo? – preguntó Chris mientras apuntaba con el arma hacia los costados de Roger. Aún estaba vivo.

- ¿Quién más? Gente como nosotros. No somos los únicos – dijo Dante al tiempo que cerraba la mochila con su preciada bomba.

De entre los árboles aparecieron tres personas. Tres soldados muy parecidos a ellos que se acercaban al cuerpo de Roger. Lo revisaban frenéticamente mientras otro consultaba su reloj.

- Demonios, no trae la bomba – dijo el Rojo – ya se nos acaba el tiempo.

Azul, que miraba la puerta del Laboratorio Lambda, dijo.

- Iban a dinamitarla con los explosivos Premium… así que esa era la clave – dijo Azul mientras revisaba los adhesivos colocados hace unos minutos en la puerta.

- ¿Qué hacemos con él? – dijo Verde mientras apuntaba a Roger en el suelo – No trae la bomba pero debe saber quién sí.

Rojo sacó un cuchillo y se lo acercó al rostro. Roger no dijo nada, solo se limitó a mirarlo.

- ¡Salgan de donde se encuentran y podremos entrar los seis al laboratorio! – dijo Rojo mientras tenía a Roger sujetado del cabello - ¡Necesitarán nuestra ayuda!

Dante y Chris sabía que no tenían otra opción, necesitaban a Roger para cumplir la misión. Él llevaba los medicamentos. Salieron lentamente de su escondite levantando las manos.

- Bien, bien – dijo Rojo mientras sus dos compañeros les apuntaban directamente al pecho – ahora entréganos esa bomba. El laboratorio colapsará en unos días, será casi imposible llegar hasta él en otro momento. Danos la bomba y entraremos los seis. 

Dante y Chris se miraron. Sabían que no tenían mucho tiempo, necesitaban a Roger vivo para terminar la misión. Los tres decían que podían hacerlo en equipo pero Dante había leído la descripción completa de la misión: El asalto al laboratorio Lambda solo tenía espacio para tres personas así que lo más probable era que los mataran en cuanto diesen la bomba. 

- Correcto, lo haré – dijo Dante. Roger levantó la cabeza para mirarlo y Chris se encogió de hombros – pero sólo con una condición.

- ¿Y esa es? – preguntó malhumorado Verde mientras lo apuntaba con el rifle.

Dante miro a los tres enemigos. Suspiró y sacó la bomba de la mochila.

- La bomba “Premium” tiene un código de activación que sólo se le da al comprador para usarla. Es decir, sólo yo puedo plantar la bomba. En cuanto la bomba rompa la puerta, entraremos todos pero no maten a Roger, lo necesitamos. 

Rojo, Verde y Azul se miraron, cuchichearon algo secretamente y finalmente asintieron. Dante se acercó a la puerta y puso la bomba en los adhesivos. Programó la bomba en tres segundos y retrocedió rápidamente. Los otros hicieron lo mismo.

Entonces explotó.

Trozos de metal al rojo vivo salieron disparados en todas las direcciones. Rojo, Verde y Azul se cubrieron. Eso era lo que esperaba Dante.

- ¡Ahora dispárales! – gritó Dante mientras sacaba su rifle rápidamente aprovechando aquellos segundos de caos.

Las balas impactaron directamente en la cabeza de los tres intrusos y estos desaparecieron en el suelo. Habían logrado deshacerse de ellos pero a un alto costo. Quedaban dos minutos y tenían a Roger herido.

- ¡CORRE SE NOS ACABA EL TIEMPO! – dijo Dante mientras que, ayudado por Chris, arrastraban pesadamente a Roger.

- Demonios, siempre tenemos que cargar con este inútil – dijo Chris mientras corrían por el pasillo a toda velocidad.

- ¿Podrían curarme no? – dijo Roger mientras sentía su pierna inmovilizada – Saben que la misión no permite que se cure uno mismo.

- Ni preguntarlo – dijo secamente Dante – Necesitaremos esos medicamentos cuando lleguemos a la cúpula final. No sabemos qué nos espera allí.

- ¿Me dejaran morir ahí? – preguntó indignadamente Roger.

- Sí, pero la recompensa te llegará de todas formas así que despreocúpate – dijo Chris mientras sacaba su linterna. Había una luz al fondo. Era una puerta.

- ¿Otra vez? – preguntó frustradamente Dante - ¡Demonios solo compré una maldita bomba!

- No, no, tiene una cerradura. Osea puede abrirse con una llave – dijo mirando inquisidoramente la puerta Chris

- Chicos… - dijo suavemente Roger.

- ¡Pero no sabemos cómo! ¡Solo tenemos unos segundos! – gritó enfurecido Dante.

- Chicos… - volvió a repetir Roger.

- ¡A mí qué me dices! ¡El que lee las indicaciones eres tú! – le respondió Chris a Dante.

- Chicos… - repitió Roger con una voz temblorosa.

- ¿Puedes callarte, Roger? Intentamos pensar – dijo Dante.

- ¡LA LLAVE ESTÁ ALLÁ! – gritó Roger mientras señalaba aterrorizado hacia adelante.

Ambos giraron sus cabezas y vieron lo inexplicable. Un esqueleto gigantesco que ardía en llamas carmesíes se acercaba hacia ellos. Era gigantesco y estaba provisto de una gran espada de fuego. Sin embargo traía algo incrustado en su pecho: Una diminuta llave.

- ¿Esto es en serio…? – dijo Dante a sabiendas de lo que ocurriría.

- ¡Les dije que me curaran! – gritó Roger.

- ¡Y cómo vamos a derrotar a esa bestia en menos de un minuto! – gritó frustradamente Chris.

- Te odio Battle Hunter, nos guardaste esto para el final – murmuró Dante por último.

El esqueleto se abalanzó sobre ellos y de un manotazo mató a Roger. Dante intentó esconderse pero el esqueleto había lanzado un chorro de lava ardiente por su boca. Dante murió en el acto. Chris quiso arrebatarle la llave mientras el esqueleto estaba ocupado derritiendo a su compañero pero la bestia movió ágilmente su espada y lo partió en dos. Con la mitad que aún podía ver vio cómo se iluminaba la habitación mientras el esqueleto regresaba al fondo. Del techo de aquel enigmático laboratorio descendía un gigantesco cartel con un mensaje que habían visto los últimos dos meses

GAME OVER.



II

- ¿Un esqueleto ardiente que bota lava? – gritó indignadamente Dante - ¿Es esto en serio?

- Carajo, hemos trabajado en esto semanas, no nos pueden hacer esto – respondió frustrado Chris mientras se sacaba el casco de realidad virtual y lo lanzaba a la cama.

- Yo les dije que me curaran – dijo Roger mientras ponía su casco de realidad virtual en el escritorio al costado de la computadora y abría las cortinas.

Los rayos naranjas del sol en ocaso inundaron la habitación. En ella, tres adolescentes se lamentaban el hecho de no haber roto el récord mundial de su videojuego favorito: Battleground Hunter.

- Pagué mi última propina en comprar esa maldita bomba – dijo Dante mientras se acomodaba en el piso y sacaba su celular – Carajo, si lo hubiese sabido mejor invitaba a salir a Clara.

- No te aceptará – dijeron ambos al unísono. Dante les arrojó las almohadas. 

Acomodaron los cascos de realidad virtual en el escritorio y bajaron al primer piso para tomar sus bicicletas y dar unas vueltas al parque.

- ¿Por qué nos emboscaron? – preguntó Roger.

- ¿No es obvio? No somos los únicos que estamos cerca de romper el récord mundial de Battleground Hunter. Esos tres nos han estado espiando por días y sabían que llevaríamos una bomba comprada en efectivo. ¿Qué chico de nuestra edad puede ir por ahí comprando bombas a diez dólares? Nos quisieron robar.

- Y también deberías aprender a ver el radar – dijo Chris mientras se tiraba en el pasto para ver el cielo oscurecer – Verde cuando el enemigo es del sistema y rojo cuando es otro jugador.

- ¿La calavera? – dijo contrariado Roger – el radar no sonó cuando la calavera apareció.

- Es obvio que el sistema no quiere que ganemos. Tú sabes el por qué – dijo Dante al tiempo que se acomodaba unos pasos más allá para sacar una galleta del bolsillo.

- DragonLiquid 3000 Pro – susurró Roger. Los tres suspiraron y se estiraron en el pasto relajando el cuerpo tras horas de juego.

DragonLiquid 3000 Pro era el arma más rara y cotizada de Battleground Hunter. Había aparecido en eventos anteriores pero era casi imposible sacarla. Se sabía que en la temporada pasada, solo un equipo de tres coreanos lo lograron obtenerla tras superar el increíble reto de 16 minutos. El arma en cuestión estaba valorizada en 20 mil dólares y sólo existían seis en el mundo. Pero hoy pudieron existir nueve. 

Meses de entrenamiento, mejora en sus habilidades, compra de ítems exclusivos y prácticas que, en muchas circunstancias, ocupaban otros tiempos considerablemente más productivos, era el resultado de la hazaña que casi se concreta hoy: Quince minutos en lograr la misión del Laboratorio Lambda donde se encontraban esos tres DragonLiquid 3000 Pro.

- ¿Y si intentamos mañana? – dijo Roger mirando el cielo que comenzaba a llenarse de estrellas.

- Olvídalo, tenemos clases – dijo Chris arrojando una piedra a una rata que acababa de cruzar apresuradamente el parque – además, ese grupo que nos siguió estuvo muy cerca. Probablemente hoy se amanecerán intentándolo hasta lograrlo porque ya saben cuál es el truco: Comprar la bomba “Premium”.

- Y tampoco tengo dinero, se me acabaron mis ahorros – dijo Dante amargamente.

Roger se quedó mirándolos. Sentía una tremenda frustración por dentro, el récord y sus recompensas estaban demasiado cerca. 

- Pero, pero… - dijo casi tartamudeando – ¿oyeron lo que dijeron los otros tres? El evento se cierra en unos días…

- Dos días – dijo Chris mientras miraba en su celular la página de Battleground Hunter – si en dos días el récord de 16 minutos no se rompe, el próximo año podremos intentarlo. Podremos entrenar, coordinar mejor los tiempos y finalmente mejorar el tiempo.

- Se romperá – sentenció Dante – esos tres han entrenado tanto como nosotros para lograr el tiempo perfecto que supere a los coreanos. Si no es en estos días, no será nunca.

- Dante tiene razón – dijo Chris mientras sacaba otra galleta y se la ofrecía a Roger – Nos esperaron en el árbol probablemente tres minutos, eso significa que han hecho un mejor tiempo que los coreanos. Si ellos tuviesen la bomba “Premium” entrarían mucho más rápido y se llevarán el récord y los premios.

Los tres se despidieron luego de conversar unos minutos más. Tomaron sus bicicletas y pedalearon a toda velocidad hacia sus casas. Era un domingo por la noche y esas tareas no se harían solas. 





III

- MUCHACHO ¿VAS A SUBIR O NO? – gritó airadamente el chofer del bus.

Roger salió de su ensimismamiento. El bus escolar yacía delante de él. Subió los escalones y se sentó al fondo. Sus amigos llegarían tarde probablemente.

Mientras el bus avanzaba, Roger pegó su cara contra el cristal mirando el pasar de la gente y las vitrinas de los centros comerciales. Cientos de personas rumbo al tren, otros cientos rumbo al metro y otro centenar a pie mirando celulares, jalando niños y conversando entre ellos. Todos ajenos a la mayor desgracia de la historia de la humanidad: El evento de Laboratorio Lambda se cerraría en menos de dos días y ayer estuvo a punto de ser conquistado por tres adolescentes anónimos. 

Suspiró y abrió su lonchera. Un sándwich de queso con un yogurt yacía allí. Aprovechó para comerlos, era probable que en el recreo solo se dedique a hablar con sus amigos de la proeza inconclusa de ayer. Comer quedaba en un segundo plano y no era prioridad. 

Mientras mordía el sándwich, el bus pasó por un gran centro comercial. Allí estaba uno de los paneles publicitarios que más le gustaban.

ENFRÉNTATE A DINOSAURIOS, GUERREROS, NAVES ESPACIALES Y DRAGONES. TODO DISPONIBLE EN EL MÁGICO MUNDO DE “BATTLEGROUND HUNTER” 

Pero lo más interesante era lo que aparecía luego de que aquel aviso le diese su lugar al siguiente.

BATTLEGROUND HUNTER TEMPORADA 2039. ¿CREES PODER CONSEGUIR LA GLORIA? ÚNETE A TUS AMIGOS PARA CONSEGUIR SUPERAR EL RETO “LAMBDA” Y CONSIGAN LA TAN CODICIADA “DRAGONLIQUID 3000 PRO”. Y TÚ ¿CREES PODER HACERLO?

Debajo de ello figuraba un pedestal con tres caras asiáticas: JooPro, Kim2k y MasterEvil300. Las tres leyendas de la temporada pasada.

Roger dio otro suspiro y guardó la comida. El hambre se le había pasado y ahora solo quedaba la preocupación. ¿Cómo había llegado a ese punto de estrés?

- Papá, lo logré, saqué la máxima nota. ¡Me lo prometiste! – gritó Roger frustrado a su padre que ahora se negaba a reconocer el trato que habían hecho

- Hijo, la casa tiene deudas y no estamos pasando por un buen momento – dijo calmadamente su padre mientras se aflojaba la corbata y dejaba el maletín en la mesa - ¿Te parece si pasamos con tu madre el fin de semana en el zoológico?

- Yo no quiero el zoológico, quiero mi “Battleground Hunter” que me prometiste a inicio del año. Yo conseguí la mejor calificación, no es justo que tú no cumplas.

Tras una insistencia que duró una semana y una cuestionable huelga de hambre, Roger logró lo anhelado. Ese fin de semana su papá lo llevó al centro comercial para comprar el videojuego. Antes de lo esperado, ya estaban frente al sonriente vendedor de la tienda de videojuegos que yacía abarrotado de muchachos mirando “gameplays” del tan aclamado juego y se intercambiaban códigos de usuario para retarse en línea más tarde.

- Y esto… ¿Es seguro? – preguntó el padre de Roger sosteniendo el casco de realidad virtual que venía con el videojuego.

- Por supuesto – dijo sonrientemente el vendedor mientras se ponía el casco en su propia cabeza y conectaba un puerto nano USB a la ranura implantada detrás de su oreja – Battleground Hunter funciona con realidad virtual de novena generación, es decir, el servidor de juego se conecta con el implante nano USB que llevamos todos detrás de la oreja. El mismo que usa el estado para poder monitorear nuestra salud, situación económica, posición y datos biológicos. Lo único que hace el casco es estimular el sistema nervioso para generar la emoción producto de los disparos y la experiencia en tres dimensiones, es decir, el casco se conecta directamente con la red neuronal para darle a nuestro usuario la experiencia más real en el mercado. Por eso este juego ha sido uno de los más vendidos en la historia.

- ¿Y la red neuronal no puede ser afectado por el casco? ¿O ser utilizado como una droga para que los jóvenes sientan solo el placer de la adrenalina muy aparte de la experiencia de juego? – preguntó el padre nuevamente preocupado.

- Eso es lo mejor, caballero – respondió el vendedor mientras iniciaba el sistema de juego en su casco – Battleground Hunter utiliza el software de protección “Draco Shield” que impide que el usuario desarrolle niveles intolerables de adrenalina o dolor por lo que si se produce una sobre estimulación de las neuronas, el juego se cancela y no puede ser usado en 24 horas y genera un reporte inmediato a la policía y la ambulancia para proceder a una revisión integral del usuario. Todo eso está monitoreado por nuestros ingenieros que desarrollaron el software de protección. En los cinco años que llevamos en el mercado, no ha habido ni un solo incidente relacionado al juego. 

Tras otro intercambio aburrido de preguntas, el padre de Roger sacó la tarjeta y pagó el precio del videojuego. En unos minutos, Roger yacía en el asiento trasero del auto de su padre abrazando una llamativa caja con el logotipo del juego y una llamativa imagen de tres soldados disparándole a un dragón.

En menos de un mes, sus dos mejores amigos compraron los suyos y en tres años habían tocado casi la cima.

- MUCHACHO ¿VAS A BAJAR O NO? – volvió a gritarle el chofer. Habían llegado al colegio y sólo él quedaba en el bus. 



IV

- Tienen media hora – dijo el maestro mientras les repartía hojas.

Roger miró su examen. Nada de lo que estaba ahí recordaba. Miró de reojo a sus amigos. Chris estaba a su izquierda y Dante a su derecha, ambos con la misma cara de resignación.

Tras veinte minutos de intentar resolver ejercicios que no recordaba haberlos visto nunca en su vida, recibió una sorpresa. Un papelito había llegado a su carpeta. Levantó la vista. Era de Chris.

“No lo lograron”

Roger lo leyó y suspiró aliviado. Sabía que Chris y Dante habían estado revisando sus celulares toda la noche a la espera del mensaje que haría la página del juego si alguien rompía el record de los coreanos pero no había aparecido nada. Eso significaba una cosa: El otro grupo tampoco lo había conseguido. Con un mejor semblante, le dio la vuelta al examen y ahora pensaría en su siguiente preocupación: ¿De dónde sacarían diez dólares?

Sonó el timbre y todos salieron como estampida al recreo. Roger, Chris y Dante se ubicaron bajo el árbol de siempre mientras sacaban sus celulares discretamente para revisar la página del juego, aún no había noticias.

- No lo entiendo ¿Por qué no lo lograron? – dijo Roger mirando su celular mientras actualizaba la página cada dos minutos.

- El esqueleto, fue el esqueleto – dijo Chris aprovechando para meterse un chicle a la boca – el otro equipo no sabía del esqueleto, o sea, supo lo de la bomba gracias a nosotros, es probable que esa noche empeñaran sus calzones para conseguir el dinero pero al entrar al laboratorio el esqueleto debió fulminarlos a todos por lo que tampoco han resuelto el misterio de cómo derrotarlo.

Dante yacía a un costado, absorto en sus propios pensamientos mientras que, con la mirada perdida, sostenía su teléfono. 

- Pero el tiempo se acaba, mañana a las 10 de la mañana se acaba el evento de “Laboratorio Lambda” y el próximo año variarán los enemigos, incluyendo los enemigos finales. Tenemos que hacerlo esta noche sí o sí – dijo Roger preocupado mirando a un grupo de chicas que cuchicheaban con un grupo de chicos atléticos.

- Y por más que lo intentemos esta noche ¿Cómo demonios se supone que derrotemos a ese esqueleto en menos de un minuto? Debe tener un rango de vida que pasa el millón, ni disparándole todos al mismo tiempo por cinco minutos podremos acabar con él – dijo Chris mientras abría la aplicación de la calculadora en su celular. Las cifras no cuadraban – Pero si el reto existe es porque se puede cumplir ¿Qué opinas tú Dante? Esta noche es nuestra última oportunidad. Mañana estaremos en clase.

Dante, que había estado callado mirando su celular, repentinamente volteó con los ojos abiertos como platos. El timbre del recreo sonó. Dante cogió bruscamente el bolsillo de Roger y le dijo.

- ¡Dame tu cepillo! ¡Rápido! – dijo Dante mientras buscaba frenéticamente en los bolsillos de su amigo.

Roger le dio el cepillo a Dante y este se lo introdujo en la boca. En unos segundos, un espeso vómito salía repugnantemente de él y dos auxiliares corrían para ayudarlo. En menos de cinco minutos Dante yacía en la enfermería y en quince el auxiliar retiraba su mochila del aula. Dante se había ido a su casa producto del vómito. El reporte médico decía “Insolación”. 


V

Saludaron a los padres de Dante y corrieron al tercer piso para ver a su amigo. Tras abrir la puerta casi de golpe, Chris se acercó con el puño en alto listo para golpearlo.

- Traidor, has venido a hacer el reto sólo porque has encontrado la manera de hacerlo. Quieres las tres recompensas sólo para ti – dijo enfurecido Chris mientras Roger intentaba sujetarlo.

Dante cayó al suelo. Se encontraba perfectamente bien y tenía la computadora prendida. Roger fue el primero en hablar.

- Dante, dime que no lo has hecho tú solo… - dijo casi suplicante Roger.

Dante se puso de pie y acomodó su silla. Sorprendentemente no estaba enojado ni asustado. Sonreía.

- Idiotas ¡Encontré la manera de hacer el reto en quince minutos! – dijo radiante mientras señalaba con el dedo a la pantalla de su computadora. 

- A nosotros no nos engañas, tarado – dijo Chris mientras aún quería sujetar a Dante del cuello pero Roger lo retenía – tú has regresado a casa antes que nosotros para pasarte el reto solo.

Dante solo sonrió y le dio su contundente respuesta.

- Revisa tu celular y verifica si en el ranking figuro como “Campeón de la Temporada” – sentenció Dante al tiempo que Chris buscaba en su celular la página. Efectivamente el reto aún no estaba hecho – y aparte ¿no recuerdas que ayer dejamos los cascos en la casa de Roger?

Tenía razón. Los cascos estaban en la casa de Roger y era el único del que disponía Dante. Aparte, la página corroboraba el hecho de que hasta ese momento nadie había logrado hacer el evento.

- Entonces ¿Por qué te retiraste de esa manera? – preguntó Chris confundido y sentándose en la alfombra.

- Porque he descubierto cómo pasar el reto mientras ustedes lloriqueaban en el recreo, hay una manera pero no será fácil… ni gratis… - dijo Dante con un semblante menos alegre.

- Ilústranos, Einstein – dijo Roger.

Dante se sentó en la mesa y comenzó a explicar.

- Tenemos un tiempo casi perfecto pero nuestro problema es el esqueleto ardiente del final. Bien, la solución es simple. Tenemos que usar la “Bomba EMP” – dijo Dante como quien sugiere ir a comprar un refresco a la tienda.

Chris y Roger se miraron perplejos y luego comenzaron a reír.

- O sea ¿te has tomado cinco horas libres hoy para pensar en usar una bomba que cuesta casi 300 dólares? – dijo finalmente Chris – Dante, no podemos ni pagar la bomba de 10 dólares ¿Qué te hace pensar que podemos comprar la EMP de 300 dólares? ¡Es imposible!

- Sí, aparte que por más que ahora decidiéramos vender algún objeto nuestro, el evento se cierra mañana a las 10 de la mañana. No lograremos tener el dinero a tiempo.

Dante se recostó en la pared mientras jugaba con un lapicero de su mesa. Sorprendentemente seguía sonriendo.

- Bien ¿Tus padres ya te han dado el dinero para el pago mensual al colegio cierto Roger? – dijo mirándolo con las cejas levantadas.

- Estás loco – dijo Roger retrocediendo.

- Eres un demente – dijo Chris abriendo las cortinas.

- ¡Piénsenlo! – gritó Dante mirándolos – esa arma vale 20 mil dólares y cada vez que se pone a la venta no dura más de cinco minutos en el mercado. Si compramos la EMP con el dinero de tu mensualidad para el colegio lograremos conseguir tres y podremos vender una de ellas para recuperar la inversión. El otro año, cuando se abra el siguiente evento, podremos superar nuestro propio récord porque el tiempo actual lo impondremos nosotros.

Chris y Roger se miraron preocupados. Tenía sentido pero igual los preocupaba.

- ¿Y cuál arma venderemos? – preguntó asustado Roger pero muy tentado por la idea.

- La mía – dijo Dante – para ser justos, prefiero el honor de aparecer en el ranking, sé que luego podré romper el récord el otro año y recuperarla. Solo los necesito a ustedes para pasar el reto “Lambda”.

Cuando Chris y Roger comenzaron a sentirse un poco más aliviados por la idea de ganar y recuperar lo invertido, Dante lanzó la segunda bomba de la noche.

- Hay otra cosa que deben saber… - dijo Dante preocupado. Sus dos amigos lo miraron – esos tres sujetos de ayer… estaban transmitiendo el juego en vivo y tenían cerca de medio millón de visitas. 

- Imposible – dijo Chris.

- No… - dijo Roger entendiendo la gravedad del problema.

- Sé que esta noche habrán miles de personas haciendo el reto, el problema es que si lo hacemos esta noche la red se sobresaturará y terminará desconectándonos a todos a la mitad por lo que…

- ¡La compra de la EMP será inútil! – dijo aterrorizado Roger.

- Así es – dijo Dante – por lo que tenemos que aprovechar el momento en que el servidor esté menos congestionado para que no nos expulse luego de haber ingresado.

- ¿Y eso es? – preguntó Chris asustado pero temiendo la respuesta.

- Mañana pocos minutos antes de la actualización del juego que retirará el reto Lambda hasta el otro año – dijo Dante.

Chris y Roger volvieron a mirarse. Sabía que si había un momento en el que iban a ser expulsados el juego de manera segura era justamente minutos antes de la actualización para la cancelación del evento. Algo se estaban perdiendo pero Dante no tardó en sacar el lado más oculto de su plan.

- Verán, hoy estuve muy atento a la página PortalD, ya saben, el foro donde discuten temas de videojuegos y… hay una publicación que me llamó mucho la atención. Dicen que los coreanos que hicieron el reto el año pasado, lo hicieron pocos minutos antes de acabar el evento, es decir, la misma estrategia que usaremos nosotros pero aquí viene lo riesgoso – Dante miró a sus dos amigos quienes lo escuchaban como si estuviesen ante el más grande sabio revelando los secretos del universo – tendremos que usar un programa que retrase la actualización para que no nos expulse mientras hacemos el reto.

- Ni pensarlo – dijo Roger cerrándose a cualquier alternativa.

- Dante ¿Estás loco? – dijo Chris mirando a los ojos de su amigo – Battleground Hunter tiene un sistema de software muy potente que evita justamente cualquier posibilidad de usar programas externos al juego, “Draco Shield” o algo así se llama creo. Si el software supervisor de seguridad nos atrapa será el fin, adiós dinero, adiós reto y adiós vida. Los padres de Roger nos matarán.

Dante miraba a sus dos amigos. Sabía que se opondrían pero él tenía justamente la última carta bajo la manga para convencerlos.

- Se trata justamente de eso, amigos – dijo Dante con un extraño brillo optimista en los ojos – el programa desactiva completamente “Draco Shield”. 



VI

Ejecutaron el plan con una precisión casi militar. 

A las 8 de la mañana los padres de Roger se fueron a trabajar. Dejaron el preciado dinero para pagar la mensualidad del colegio Y Roger lo tomó. Cuando llegó el bus escolar, Roger simplemente no salió. El bus esperó cinco minutos y finalmente se fue.

Roger salió corriendo de casa rumbo al supermercado. Se dirigió hacia una señora anciana y le pidió un favor.

- Señora ¿Podría depositar este dinero en el banco? Tengo que pagar la mensualidad de mi colegio y aun soy menor de edad para que me reciban.

La mujer se acercó a la ventanilla y depositó el dinero al número indicado por Roger. Se despidieron no sin antes decirle.

- ¿Y qué tal es ese colegio llamado Battleground Hunter? – preguntó la anciana.

- El mejor del mundo – dijo sonriendo.

- Se lo recomendaré a mi nieta. Nos vemos – dijo la abuela mientras paraba un taxi y se iba.

Roger corrió de regreso a casa y se sentó en la vereda a esperar a sus amigos. Chris y Dante llegaron a toda velocidad en sus bicicletas. Ya era las nueve y media de la mañana. Subieron a toda carrera a la habitación de Roger y se repartieron los cascos.

- ¿Tienes el programa? – preguntó ansioso Roger a Dante mientras se fijaba el cable detrás de la oreja.

- Sí, está en la bandeja de mensajes de mi usuario ¿Pagaste la recarga de 310 dólares? – preguntó Dante ansiosamente.

- Ya tengo la bomba “Premium” para la puerta y la EMP para el esqueleto – dijo radiante Roger mientras conectaba su cable al dispositivo de la oreja.

- ¡Rumbo a la gloria! – dijo Chris mientras presionaba el botón de encendido. Los otros dos hicieron lo mismo.

Eran las nueve y cuarenta y cinco de la mañana. En quince minutos se cerraba el evento “Laboratorio Lambda”.

Primero se oscureció todo y luego apareció el menú de opciones. Pulsaron “Start” apresuradamente y luego pulsaron en “Conquista el Laboratorio Lambda”. En unos segundos yacían bajando de una nave espacial, armados de sus rifles, medicinas, la “Premium” y la costosísima EMP.

Dispararon a diestra y siniestra. Hirieron dragones, dinosaurios, tanques, naves espaciales. Todo a una velocidad y destreza olímpica. Avanzaron hasta el búnker de la última vez. Se distribuyeron el medicamento apresuradamente. Todos tenían menos del 30% de vida: Todo un récord mundial para haber llegado hasta allí en tan poco tiempo. 

- Aún nos quedan ocho minutos – dijo Dante mientras corrían por la jungla luego de reventar la puerta del búnker – de frente a la puerta del laboratorio.

Disparando a más dragones, dinosaurios y mercenarios. Llegaron finalmente a la tan soñada puerta de los laboratorios Lambda. Una vez allí, mientras Dante fijaba las cargas explosivas de la bomba, Roger reaccionó más rápido.

- Un momento… - dijo Roger. Sacó una granada del bolsillo y lo lanzó directamente hacia el árbol de hace un par de días.

Tres jugadores caían calcinados hacia el pasto virtual y se retorcían en dolor mientras desaparecían lentamente producto de haber perdido el reto. Roger se acercó a ellos y les dijo.

- Hola Youtube, saluden al nuevo campeón – dijo hacia el casco de uno de ellos sabiendo que estaban volviendo a transmitir en vivo su proeza intentando repetir la emboscada de la última vez.

- ¡Apúrate! – dijo Chris quien ya había logrado volar la puerta de Lambda junto a Dante.

Cuando ya estaban a punto de ingresar, oyeron el mensaje que estaban esperando desde el inicio.

SE COMUNICA A TODOS LOS USUARIOS QUE HABRA UNA ACTUALIZACIÓN DE MANTENIMIENTO. SE LES PIDE GUARDAR SUS DATOS DEL JUEGO YA QUE EN UNOS SEGUNDOS SERÁN DESCONECTADOS PARA LIBERAR LOS SERVIDORES

- Es ahora o nunca – dijo Chris mirando a Dante ansiosamente.

Dante asintió, sabía que si la jugada salía mal lo habrían perdido todo pero el riesgo valía la pena. Abrió su receptor virtual de mensajes y descargó un diminuto archivo que podría cambiar sus vidas. Dante cerró los ojos y dijo:

- Actívate ahora, archivo “BattlegroundHunter.exe”.



Epílogo

DRACO SHIELD HA DETECTADO UNA AMENAZA

DRACO SHIELD INICIA EL PROCESO DE DEPURACIÓN

Los tres se miraron aterrados pero el tercer aviso los sorprendió aún más.

DRACO SHIELD HA DEJADO DE FUNCIONAR

Dante, Chris y Roger chocaron las manos. El archivo funcionaba perfectamente y podrían hacer el reto sin ningún problema. La actualización no los expulsaría, estaban dentro del tiempo y podrían reclamar los premios.

Se internaron a toda velocidad por el pasillo oscuro del laboratorio hasta que llegaron a la puerta que los separaba de su preciado trofeo.

- Mira, aún tenemos nuestros puntos verdes – dijo Chris esperanzadoramente mirando el estado de cada uno: Un punto verde seguido de la palabra CONECTADO dejaba en claro que seguían dentro del juego.

Un rugido infernal los sacó de su asombro. Era el esqueleto.

- Roger, ya sabes qué hacer – dijo Dante mientras tomaba su arma.

Roger sostuvo la preciada EMP en su mano pero repentinamente sintió algo. ¿Estaba temblando? 

La fiera comenzó a correr a toda velocidad por el pasillo armado de su espada y con la llave en el pecho. Roger retrocedió unos pasos. Sentía miedo.

- ¡Carajo! ¡Lánzale esa maldita bomba! – gritó Dante mientras le disparaba al esqueleto pero Roger se había quedado paralizado. Nunca antes había sucedido eso.

Dante se abalanzó sobre Roger y le quitó la bomba. Chris distrajo al esqueleto disparándole y Dante se la lanzó directamente a la cabeza. La bomba retumbó pero… el esqueleto seguía vivo…

- Hijo de puta, no me digas que se necesitaban dos bombas… - dijo Dante aterrado al ver que el esqueleto solo había perdido la mitad de vida.

Pero ya era tarde. El esqueleto en un furioso movimiento hirió a Roger rompiéndole las piernas quien gritó desgarradoramente.

- No es necesario tanto dramatismo – dijo Chris mientras disparaba al esqueleto ya sin saber qué hacer – te lo pagaremos en estos días.

Pero Roger no gritaba por eso. Era el dolor intenso producto de haber perdido ambas piernas. El dolor era real. 

Dante intentó lanzarle más proyectiles al esqueleto pero era inútil, finalmente de otro movimiento la espada del monstruo se hundió en el pecho de Roger y este soltó un último grito. Luego de eso el punto verde sobre su cabeza pasó a plomo. Decía DESCONECTADO. 

- ¿Por qué Roger se quitó el casco? – dijo Chris mientras disparaba junto a Dante.

Lejos, muy lejos de allí, en el mundo real. Tres adolescentes yacían tirados en el suelo. Cuando la policía ingresó a la casa los encontró aun con los cascos puestos. La ambulancia llegó poco después y retiraron los cuerpos en medio de una aglomeración de personas que aún no entendían por qué habían fallecido tres jóvenes dentro de esa casa. El parte médico solo decía “Muerte por infarto”.



1 comentario:

  1. ¡Brother, escribes bien chévere! Si bien tengo que admitir que la ciencia ficción no es lo mío, adoro los cuentos de cualquier género. ¡Un abrazo!

    PD: Tu canal me gusta bastante también, es una lástima que no tengas más subs (al menos a la fecha que escribo esto).

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BattlegroundHunter.exe

I Tras una breve espera, la explosión se produjo. - ¿Cómo estamos de municiones, Chris? – preguntó Dante mientras acomodab...